-
Aunque el orvallo griseaba las vistas,
aunque pertinaz calaba los huesos,
la alegrìa, la dicha fiesteaba en los dedos, en los abrazos, en los besos.
Tornaba la magia de lo gris luego de la calma del color.
¿y el corazòn? ¿dònde iba?
En latidos dando tumbos. Fiesta.
S.E.
domingo, septiembre 04, 2011
Nota a un poema (Rimarko al iu poemo)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)